"LAS 3 PROVINCIAS"; El cañón del río Mesa, los castillos y el Camino del Cid
Serán 105 kms en total repartidos en 2 días, ya que hicimos noche en el pueblo de Jaraba (Aragón), al final del Valle de Mesa. Acumulamos un desnivel subiendo de 1.431 mts y catalogamos la ruta de dificultad moderada siempre que se haga en 2 jornadas.
Es una de las rutas que nos ha dejado más satisfechos a todos los niveles, pudimos descubrir pueblos perdídos y recónditos que nos dejaron realmente asombrados por su gran belleza. Chaorna, en la provincia de Soria, podría ser uno de ellos.
En nuestro territorio la riqueza natural/paisajística y los entornos rurales son un regalo que todavía permite ser descubirto.
En momentos de crisis económica potenciar el turismo de zonas privilegiadas y desconocidas como esta puede ser una gran alternativa.
Iniciamos la ruta en el pueblo soriano de Sta. María de Huerta a 2 horas de Madrid por autopista. El edificio mas emblemático del pueblo es su monasterio cisterciense uno de los mejores ejemplos del gótico francés de la península. En la foto de portada aparecemos, justo antes de salir, en su fachada principal de la que destaca el majestuoso y rehabilitado roseton. La visita al monasterio requiere tiempo, por lo menos una mañana, son muchos los atractivos historico-artísticos que ofrece ya que es una auténtica joya del protogótico, gótico y plateresco. Capitaliza el interés histórico-artístico del pueblo. Presenta la conocida sala de conversos de estilo románico; la iglesia protogótica o tardo-románica; la planta baja del Claustro de los Caballeros es gótica, como lo es su extraordinario refectorio, mientras que la planta alta, con una iconografía perfectamente labrada, es plateresca y además, existe un claustro herreriano.
Los alucheros no disponen de toda una mañana para visitar semejante monumento, toca dar pedales. Nada mas salir conectamos con una pista de tierra, ancha y en buen estado que nos adentra en territorio soriano surcando el campo dirección al siguiente pueblo, Montuenga de Soria, que nos recibe con la majestuosa imagen de su castillo elevado sobre un cerro de clara función defensiva.
En el campo gobierna el cereal. La cebada ofrece el verdor que inunda las tierras y crea un inmenso manto verde salpicado por pequeños cerros terrosos, todo un deleite para la vista.
Llegamos a Montuenga, nos adentramos por sus pequeñas calles y apreciamos que lo mismo que en la provincia de Guadalajara aquí tambien hay fronton. Sin darnos cuenta llegamos al siguiente pueblo, Aguilar de Montuenga, todavía más pequeño. Desde sus calles se puede divisar la silueta del castillo de Montuenga que dejamos atrás.
El día es estupendo para andar el bici. El sol sale intermitentemente ocultándose a veces entre alguna que otra nube oscura. Cuando sale calienta bastante, cuando se oculta, con el viento hace fresco. Siempre tenemos que ir con la chaqueta puesta. Saliendo de Aguilar empezamos a rodar por carretera comarcal. Esta en muy buen estado y es muy poco transitada, prácticamente no pasa ningún coche. Pasamos por un tunel salvando las vias del AVE Madrid-Zaragoza-Barcelona. Empezamos a remontar algun que otro cerro, y el paisaje se empieza a despejar de tanto cultivo de cereal sustituyéndose sorprendentemente por extensos sabinares. La orografía se va haciendo mas montañosa y se empiezan a conformar pequeños valles dominados por las sabinas. Bosques autóctonos que nos reciben camino de Chaorna.
Chaorna uno de los grandes descubrimientos de este viaje. Lugar pintoresco donde los haya. Sin tiendas, sin bar. Pueblo de los que una vez por semana viene un furgón para traer el pan, toca el claxon y la gente acude a la plaza a comprar, lo mismo pasa con la fruta y con el pescado. La entrada en bici por la carretera no defraudará a nadie. Primero se nos aparece la vega con sus huertos y sus pequeñas arboledas, posteriormente una recogida hoz donde queda embutudo el pueblo. Desde lo alto domina una torre roquera de mampostería que presenta un rasgo típico islámico, la colocación de las piedras en espiga. Su altura es de nueve metros, constaba de tres pisos y perteneció al duque de Medinaceli.
El pueblo nos ha cautivado, tanto es así, que decidimos comer junto a su fuente. Reponemos fuerzas sin dejar de mirar hacia un lado y otro. Caminamos por sus calles y nuestras cámaras no dejan de disparar. Todo es fotogénico, no tiene desperdicio. Emprendemos el camino y nuestra sorpresa es mayor cuando miramos hacia atrás y vemos "la postal" que el pueblo ofrece por su otra vertiente. Las casas se situan asentadas en la ladera de la montaña.
Siguen si pasar coches. El viento empiza a hacer acto de presencia. Los sabinares se extienden durante kilómetros y kilómetros. El terreno es dominado por toboganes. La tranquilidad y el sosiego son las notas predominantes por todos estos parajes. Nos dirigimos en dirección a Judes situado en un páramo solitario. No entramos al pueblo, seguimos pedaleando en busca de Iruecha, último pueblo soriano del día. A su salida encontramos un numeroso rebaño de cabras.
En pocos kilómetros pasamos la frontera y entramos en la provincia de Guadalajara, empieza a llover, sacamos los chubasqueros aunque la lluvia no sea fuerte ni persistente.
Ahora la idea es entrar a Mochales por su puerta trasera, para ello Julio ha incluido en el track del GPS un desvio que nos hará abandonar la carretera accediendo por una pista de tierra que nos permitirá llegar por un bonito descenso al pueblo, posiblilidades que ofrece la tecnología. Nos da la bienvenida el fronton en el que padres y niños juegan a "campo quemado", juegos que de no ser por estas tranquilas tardes de pueblo en la que todos se juntan en la plaza, posiblemente desaparecerían. Nos perdemos un poco por sus calles antes de retomar la carretera comarcal dejando atrás el pueblo en el que iniciaremos la andadura por el Valle del Mesa, otro de los grandes atractivos de la ruta. El Valle de Mesa comienza en el nacimiento del río, en Selas (Guadalajara).
Transcurre por angostas gargantas y fértiles vegas terminando en el embalse artificial de la Tranquera en la desembocadura del río Mesa en el río Piedra, situado en las proximidades del Monasterio de Piedra. Mochales tuvo castillo roquero, del que hoy quedan apenan unos restos, ya que lo que quedaba de la torre de piedra fue demolido debido a su estado ruinoso. Una particularidad de este pueblo es la "mina", túnel de cerca de un kilómetro de longitud que atraviesa la montaña completamente. Fue excavado por la gente del pueblo con el fin de desviar por él el agua de un barranco y evitar así que las riadas arrasasen el pueblo.
A la salida de Mochales, se halla un antiguo lavadaro recientemente restaurado. El río continúa su descenso a través de una hermosa vega repleta de cerezos que se inundan de flores blancas con la llegada de la primavera. El destino inmediato es Villel de Mesa, cuyo patrimonio más destacado es su majestuoso castillo que se eleva por encima del fronton y del bonito palacio de los marqueses de Villel (s.XVIII).
Continuamos pedaleando disfrutando de la Vega del río. Pronto llegamos a Algar de Mesa, pueblo pequeño en el que es facil perderse ya que resulta complicado distinguir el sentido de la carretera entre sus calles. El único bar, esta cerrado, así que debemos abandonar Guadalajara sin poder tomar ni una sola cerveza en todo el territorio recorrido por esta provincia, habrá que dejarlo para la provincia de Aragon. Pasamos la provincia y el primer pueblo que nos recibe es Calmarza, pequeño municipio de la Comarca Comunidad de Calatayud. Paseando por las calles del pueblo podemos ver como algunas casas se adaptan a la roca, confundiédose con ella. El trayecto desde Calmarza hasta Jaraba puede ser el punto más espectacular del día, todo un deleite para la vista. Nos vamos abriendo paso entre profundos cañones de roca caliza horadados por el río Mesa.
El paso por los cañones es muy cómodo, la carretera siempre picando para abajo permite que nos centremos en disfrutar del entorno e intentar divisar los nidos de los buitres que sobrevuelan por encima de nuestras cabezas. Pasaremos por delante del Santuario de Nstra. Sra. de Jaraba, horadado en la roca del cañón. En pocos kilómetros más nos presentamos en Jaraba, pueblo elegido para pasar la noche e intentar encontrar algún bar para cenar. Han sido 64 kms y empezamos a tener hambre. Como siempre buscamos el consejo de algún lugareño. Nos indican que no va a ser posible encontrar un restaurante, a lo sumo, en algún bar nos podrían preparar un bocadillo. No obstante, nos dicen que este fin de semana se esta celebrando en el pueblo una "fiesta de caballos" y que allí dan de cenar caliente por 11 €. No nos lo pensamos 2 veces, no tenemos otra opción, así que para allá vamos. Lo que los paisanos llamaron "fiesta de caballos" era el Campeonato de Aragon de Hípica Western que se celebra ese fin de semana en Jaraba. Cenamos con "los vaqueros del lejano oeste" en un buen ambiente amenizado por los ritmos de un grupo country.
Esa noche para dormir lo tuvimos facil. Justo detrás de la nave en la que se celebraba la cena estaba el fronton, toda una suite para los alucheros. A la mañana siguiente también desayunamos con los vaqueros. El nuevo dia era mucho mas soleado que el anterior. Nos despedimos de Jaraba y enfilamos por carretera dirección Cetina, toca subir. Seran 4 ó 5 kms con desniveles suaves, en torno a un 5%-6% de pendiente, lo suficiente para empezar a sudar y entrar en calor. De nuevo los verdes campos de cereal y los cerros. Llegamos a Cetina, pueblo por el que pasa el Camino del Cid. Nos recibe desde lejos su castillo-palacio declarado monumento histórico-artístico en 1931.
Después de visitar el pueblo buscamos el trazado del Camino del Cid. Lo que pensabamos que iba a ser un trayecto tranquilo, lo que será la etapa 17 que va desde Cetina hasta Sta. Maria de Huerta se convierte en un duro recorrido de btt. Ancho pero pedregoso, con muchos cerros de grandes desniveles y calor. Los alucheros deben emplearse a fondo. Los parajes son preciosos y la figura del Cid se hace presente en cada metro.
Los kilómetros van pasando factura y el subir y bajar cerros se va convirtiendo en algo interminable. Vemos el pueblo de Ariza desde el camino y no nos podemos resistir a parar para comer y reponer fuerzas.
Comemos en el restaurante El Hortal, en la plaza del pueblo. El maravilloso puente de Ariza nos despide. Puente medieval o romano, no esta claro como explica uno de los carteles indicativos. Después de reponer fuerzas y del café pertinente se da pedales con mejor ánimo. De nuevo a cabalgar por las tierras del Campeador. El siguiente pueblo, Monreal de Ariza, tarda en aparecer. El cansancio se va acumulando en las piernas, es el segundo día y acumulamos casi 100 kms. De Monreal a Sta. María de Huertas el último esfuerzo, al final han salido 105 kms que han merecido la pena.