En bici por los Montes Torozos, Valladolid
Empiezan las pistas de tierra, los cerros, los páramos y las vistas típicas de Tierra de Campos. Metida en una pequeña hendidura del terreno nos recibe San Cebrián de Mazote, primera población que reconoció a Fernando III como rey. En San Cebrián encontramos el primer gran atractivo turístico de la ruta, la Iglesia de San Cipriano, templo mozárabe del siglo X. Construido por monjes cordobeses sobre un anterior asentamiento visigodo.
Separadas por columnas que sostienen arcos de herradura, las naves de San Cebrían presentan cuatro ventanas a cada lado lo que hace que esta iglesia esté considerada como la más luminosa de la arquitectura mozárabe. Una exquisitez que nos abre boca antes del siguiente atractivo, el Monasterio de la Santa Espina (s XII), en el recién nacido pueblo de La Santa Espina que este año cumple sus 50 primaveras con celebración anunciada por calles y bares.
Sin poder visitar el Monasterio por dentro, el viajero no dispone de tanta flexibilidad horaria, nos dirigimos a Castromonte, otro pueblo más de iglesias de proporciones que apabullan y torres campanario que quitan el hipo, como todas las de la ruta de hoy.
Piedra a piedra, sillar a sillar, pequeños pueblos humildes de iglesias majestuosas. Moles que se divisan a kilómetros de distancia y que guían nuestras bicicletas prácticamente gracias al rastreo visual. La Purísima Concepción en Castromonte, en este caso, con retablo lateral muy destacado. Y de aquí a Villabrágima con muralla y puerta de entrada a la plaza además de su par de iglesias correspondientes de características similares a las comentadas anteriormente. Villagarcía de Campos con su castillo será el último pueblo de la primera jornada antes de llegar a Urueña lugar elegído para pernoctar, mas concretamente en las inmediaciones de su maravillosa ermita de la Anunciada, una joya del románico castellano-leonés.La Anunciada y San Pelayo de Perazancas (Palencia) son las únicas manifestaciones del románico lombardo en esta comunidad.
Urueña es uno de los mejores miradores sobre esta zona de Tierra de Campos , gracias a su situación sobre el borde de uno de los grandes páramos que marcan el confín de los montes Torozos. Es un claro ejemplo de villa castellana fortificada.
Su casco urbano se encierra dentro de uno de los recintos amurallados mejor conservados. De vuelta a Mota del Marques en la segunda jornada visitamos los pueblos de Villardefrades, San Pedro de Latance (donde tomamos las cañas antes de comer), Villavellid que nos sorprende con su fotogénica iglesia y monumental castillo y Tiedra, ultimo pueblo antes de concluir la ruta de nuevo en Mota.