Románico de la Merindad de Castilla la Vieja (Burgos)
Tranquila ruta de cicloturismo de 27 kms de longiud que discurre por carreteras secundarias de muy poco tráfico, encaminada sobre todo a conocer el románico de las tierras próximas a Villarcayo. El plato fuerte de la ruta, además de los estupendos y tranquilos parajes, es la iglesia de Butrera, único ejemplo de construcción parroquial burgalesa de planta de cruz griega.
También podremos conocer las iglesias románicas de Villacomparada de Rueda, Campo y Torme.
En Villarcayo es imprescindible visitar algunas fachadas de antiguas casonas medievales con escudos destacables. Recomiendo hacer el tramo que va desde Villanueva de la Blanca hasta Salazar por la carretera para no perder la tranquilidad y el sosiego que la ruta requiere (yo al ir con btt tome una pista que une ambos pueblos que resultó estar en mal estado).
Información detallada de la ruta y GPS en wikiloc
Fotos en Panoramio
Nos ponemos en marcha en el mismo pueblo de Villarcayo, centro neurálgico de la Merindad de Castilla la Vieja. Es un pueblo que en verano aumenta mucho la población y que concentra mucho turismo bilbaíno.
A poco de salir de Villarcayo por la carretera, dirección al Alto de Bocos, nos encontraremos con el primer pueblo que visitaremos, Villacomparada de Rueda, con su iglesia románica erigida en lo más alto. Podréis divisarla desde la carretera, lo mismo que las penosas ruinas de la nave de lo que en su tiempo fue el monasterio de Santa María de Rueda, aunque parece que su torre ha conseguido conservar su esplendor.
Por suerte la iglesia no ha caído en el mismo abandono que la abadía, incluso en el momento de mi visita estaba siendo rehabilitada y adecentada, sobre todo su ábside, de los más antiguos de la vasta provincia (primer tercio del s XII).
Sin decoración en los canecillos, aunque con pequeños detalles escultóricos en los capiteles de los 4 pilares prismaticos que terminan en el alero.
Retomamos la carretera una vez visitado el pueblo, y pocos metros más adelante tomaremos el desvío dirección Mozares, Campo, Torme y como colofón, Butrera. Pasaremos por Mozares entre bellos campos de girasol disfrutando de la tranquilidad de los parajes. En un extremo de la gran llanura que se extiende desde las tierras de la Merindad de Castilla la Vieja, hasta el Valle de Tobalina, se emplaza Campo, uno de los núcleos de población más reducidos de la Merindad. Junto al pueblo, el río Trema deja a su paso un tupido bosque de ribera. Tendremos que desviarnos un poco de la carretera para conocer el pueblo y su pequeña iglesia popular que todavía conserva restos románicos.
De planta rectangular y cabecera cuadrada sobre la que se extiende la espadaña que da cobijo a un par de campanas
La iglesia destaca por su sencillez, pequeño tamaño y la formación recta de sus robustas estructuras. La portada se deja ver al sur y se caracteriza por lo tosco de su ornamentación, tanto en arquivoltas, como en los capiteles del par de columnas que adecentan la entrada. Tanto pasa desapercibida esta humilde iglesia que las gentes del pueblo acumulan sillas y mesas al paso del visitante, eso sí, cerrada en el mismo enrejado de la galería de entrada.
Pocos pedales hay que dar para llegar a Torme y visitar su iglesia románica a la salida del pueblo justo antes de salvar el puente sobre el río Trema. Del s.XII, inicialmente destaca la altura de su torre construida allá por el XVII, aunque lo más interesante se concentra en el ábside.
Me gustó una de las ventanas de la cabecera soportada con dos pequeñas columnas terminadas en coquetos capiteles de decoración particular y arquivolta rematada en guardapolvos ajedrezado.
Viniendo de la austeridad de Campo los detalles escultóricos de los canecillos de Torme nos van a resultar muy atractivos. Un músico tocando el laúd y otro tocando lo que podría ser un instrumento de percusión llaman nuestra atención.
Y desde Torme, siguiendo el rastro del Trema, donde se pueden atrapar cangrejos de río (decantarse antes por el autóctono europeo que por el rojo americano..), hasta Butrera, ya en la colindante Merindad de Sotoscueva, por donde alucherosdelpedal.com ya han estado rondando.
El templo de Butrera nos cautivó desde el primer día.
Una de las ventanas de su ábside nos parece brillante por su originalidad y minuciosidad en el juego de cabezas/serpientes de la pequeña arquivolta y de los capiteles de los dos tríos de columnillas que la sustenta.
Como ya reseño al inicio del artículo, nos encontramos ante una de las pocas iglesias románicas de planta de cruz griega, algo poco habitual.
Destaca también la expresividad, el carácter mágico y la evocación de movimiento de sus canecillos.
Como aspectos “negativos”, aunque son avatares de la historia, reseñar el malvado corte (en siglos posteriores) de una de las ventanas de su cabecera. Es de suponer que en su día se quiso forzar la formación de una especie de sacristía anexa.. Véase el detalle.
Y la destrucción (no deterioro natural) de los capiteles de las esbeltas columnas de su portada.
Después de admirar este estupendo ejemplo del románico burgalés regresamos sobre nuestros pasos camino de Villanueva la Blanca.
Para finalizar la ruta de hoy ya solo queda pasar por Salazar y Cigüenza antes de completar el recorrido circular en Villarcayo.