La Sierra Pobre de Madrid en bicicleta

Escrito por Patxi Ortiz.

La ruta transcurre por la llamada sierra pobre de Madrid, por el borde septentrional de nuestra comunidad , no muy lejos de la vecina Guadalajara. Esta parte de nuestra Comunidad tiene el encanto de la soledad y el silencio. A pesar de no estar muy lejos de la gran metrópoli, nos encontramos con pueblos de menos de 100 habitante, sin el desbordante turismo dominguero que aborda los fines de semana otras parte de la sierra, e incluso pudimos disfrutar de la estampa de ver una anciana en luto riguroso paseando un burro por alguna de sus calles. Sin duda desde estos pueblos podemos transportarnos a la España mas rural.

Fotos en Panoramio

La ruta de hoy nos depara varias sorpresas, la primera y sin duda la mas agradable, fue la presencia de Sonia, la primera ciclista femenina que nos acompaña en una de nuestras rutas. Nos encontramos ante una excelente escaladora , que demostró su cualidades en la dificultad montañosa de la jornada, y cuyo ritmo no pudimos seguir muchos durante las rampas duras del puerto de la puebla. Supongo que Patxi y el Lozoyano, los grandes escaladores de nuestro club, junto con el mítico volcán de Deusto, ausente en esta ruta, habrán tomado nota. La otra sorpresa , fue el muy deseado estreno de las camisetas de nuestro club, el diseño agrado hasta a los mas escépticos, y es muy probable que hagamos un nuevo encargo para aquellos que se quedaron sin ellas.


Salimos de Berzosa de Lozoya en dirección a Robledillo de la Jara , por una estrecha carretera sin apenas trafico, como si todo el asfalto nos perteneciera. En apenas 4 kms llegamos a Robledillo y justo al final de este pequeña pueblo, junto a una antigua pila para que el ganado abrevara, cogemos una carretera que nos llevara a Puebla de la Sierra, a unos 19kms .
Desde el momento que cogemos esta carretera, con un asfalto rugoso y en malas condiciones, el firme se empina, los músculos aun fríos se resienten, y la carretera empieza a poner a cada uno en cada sitio, es en este momento donde el tío Julio, empieza a marcar ese ritmo que le caracteriza, ese pedalear aguerrido, donde no se sabe muy bien si va para adelante o para atrás.
La carretera se empina, el terreno se agarra a las piernas, con repechos lo suficientemente serios para que el sonido de los cambios acompañe nuestros primeros kms. A unos 3 kms del cruce nos encontramos con un enorme bosque de pinos, donde de vez en cuando aparecen las sombras de los buscadores de setas , afanados en recoger los últimos frutos del otoño.
Una vez nos hemos adentrados en el bosque , comienza una bajada que nos recuerda lo inútil de nuestro reciente sufrimiento, y en apenas cinco kms el bosque frondoso desaparece y nos encontramos con una carretera serpenteante, en medio de una masa montañosa, que nos transporta a las grandes cordilleras de nuestro país. Al fondo, la sierra de la puebla , que nos separa de la provincia de Guadalajara. El paisaje es hermoso, a pesar del impacto del fuego sobre esos montes, el espectáculo es grandioso. En esos momentos de la ruta ya nos habíamos adentrado dentro de los limites de la reserva nacional de caza del Sonsaz , cuya mayor extensión se encuentra en la vecina Guadalajara. Nos quedan alrededor de unos 10 kms para llegar a Puebla de la sierra, por una serpenteante carretera, con las montañas a nuestra derecha, y con un terreno que no nos deja descansar, es el momento de las paradas reglamentarias, en busca de la instantánea que inmortalice nuestro sufrimiento. La tenue luz colorea de sombras las montañas y nuestro ojos se pierden en la ultima curva.
En los últimos kilómetros antes de arribar, sobre nuestro próximo destino, la carretera desciende paralela al río de la Puebla. Es este lugar sin duda lo mas bello del recorrido, el agua parece amansar a las montañas, y los robles se desprenden de las ultimas hojas del otoño, entre ellos alguna haya perdida del no muy lejano hayedo de Montejo, parece desperezarse ante nuestra presencia.
Cuando pasamos ante el área recreativa de “La Tejera Parque Avellanos”, nuestro primer impulso es lanzarnos sobre el rió que pace a sus orillas, pero la gélida mañana rápidamente nos hace cambiar de idea. Unos metros mas y nos adentramos en Puebla de la Sierra.
La villa de Puebla de la Sierra está localizada en el borde septentrional de la provincia de Madrid, al pie de los Cerros de la Mujer Muerta, en las estribaciones de Somosierra. Su territorio configura uno de los términos municipales más extensos de la Comunidad y presenta un relieve muy accidentado, quedando limitado a oriente y occidente por dos barreras montañosas que constituyen el circo conocido como Sierra de la Puebla que oscila entre los 1.827 m. del Pico Porrejón, los 1.389 m. del Pinilla y los 1.350 m. del Porrejón Bajero al Sur.
La población se llamó Puebla de la Mujer Muerta hasta los años 40 del siglo XX en que cambió a su nombre actual por expreso deseo del gobernador civil de la provincia, Carlos Ruiz. El nombre original hacía referencia al de los Cerros a cuyo pie se asienta la villa y cuya silueta recuerda la de una mujer yacente, mientras que Puebla es un término de origen castellano frecuente en localidades de repoblación. Su origen proceda de la concesión al lugar en 1301 de la Carta-Puebla, un estatuto jurídico para favorecer el repoblamiento en las zonas fronterizas.
Estamos sin duda ante uno de los pueblos mas hermosos de la comunidad de Madrid, edificación típicamente serrana, restaurada siguiendo esos criterios y donde el ladrillo no es visible en sus calles. Nos paramos en su pequeña y acogedora plaza, con el animo de avituallarnos ante la dificultad montañosa que nos espera justo a la salida de la villa. Algunos empiezan a notar los aproximadamente 25 kms que llevamos, por un terreno escarpado y pestoso, en ausencia de llanos y donde resulta difícil coger un ritmo. Las barritas energéticas comienzan a aparecer y los nervios se mascan en el grupo ante el inminente esfuerzo que nos espera.
Desde la Puebla de la Sierra, hasta la cima del puerto que lleva su nombre nos esperan algo mas de 8 kms, que con el cansancio en las piernas va a hacerse lo suficientemente duro para que alguno entre curva y curva tenga que apearse de la burra.(para mayor información consultar apartado puertos de montaña).
Según salimos del pueblo nos encontramos con unas rampas lo suficientemente considerable para que el grupo se rompa, y empiece a formarse grupeto, el ataque del Lozoyano ansioso por coronar la cima destruye el pelotón. Es el momento en que cada uno ocupe su lugar natural en el grupo, un puerto pone a cada uno en su sitio, y es en el esfuerzo de su coronación de donde se extrae el concepto de ciclismo de cada uno de nosotros. Yo por mi parte digo, que el ciclismo es ante todo sufrimiento , cada uno sufre según su estado físico, el que mejor preparado esta sube mas deprisa, pero el sufrimiento se apalanca a los radios de la bicicleta. Por eso cuando uno corona un puerto y deja de sufrir es consciente de que algo grande a echo, es su pequeña hazaña, su pequeña victoria sobre la montaña.
Una vez pasado las primeras rampas, las pendientes suavizan, y el caminar pausado transcurre entre pinares, los siguientes kms no son muy duros, y nos permiten observar el trazado del puerto que se nos manifiesta dibujado sobre la montaña como si fuera una acuarela. Una vez que apenas nos quedan tres kms, la carretera se empina con abundantes curvas de herradura , con alguna de ella con pendientes cercanas al 10%. La carretera se agarra y nuestro corazón se acelera, el paisaje deja de parecernos bello, ahora solo estamos sufriendo encima de la bici, no hay paisaje ,ni hermosura, solo hay metros y metros delante para dejar de sufrir. Pero la recompensa esta cercana, arriba y arropados para resguardarnos del frío podemos disfrutar de una vista inmejorable, a nuestra espalda la sierra de la puebla, en frente una escalera de caracol que recorre la montaña y por ahí hemos subido, esa interminable sucesión de curvas es una muesca mas en nuestro recuerdo.



Amenazados por el intenso frío que hace en la cima, y con el animo de calentarnos nos lanzamos hacia Prádena del rincón, nuestra próxima parada. La bajada es rápida , 9 kms con un asfalto en buenas condiciones y sin trafico , hace que nos lanzemos en un vertiginoso descenso, con el viento azotándonos en la cara y con el estomago buscando algo caliente.
En Prádena del Rincón, otro pequeño pueblo con menos encanto que la Puebla, encontramos un bar que nos servirá para olvidarnos del frío que nos había castigado durante el descenso. Allí entramos a un pequeño bar, de esos que también sirven como tienda donde puedes compara pan o leche , o tomarte un vino, de esos lugares que nos transportan a otros lares , también olvidados que visitamos en alguna de nuestras rutas. Aquí y junto a la estufa que da calor al lugar, damos cuenta de unos cuantos vinos y cervezas, que nos transmiten la esencia de nuestro club, un club gastronómico y ciclista donde un buen vino, en buena compañía hace que nuestras pequeñas gestas sean arriesgadas aventuras.
Desde Prádena del rincón hasta el lugar del fin de nuestra ruta, quedan apenas 9 kms, pero con la panza llena después de haber devorado unos bocatas, y con el sueño alimentado por el vino, se nos hacen cuesta arriba. Y es que en la sierra no hay llano, as que el terreno se hace pestoso como todo lo que hemos recorrido, a un repecho le sigue una pequeña bajada, y las piernas que están ansiosas por bajarse de la burra empiezan a flaquear. Antes de llegar a Berzosa de Lozoya, el fin de la ruta, atravesamos pequeñas villas como Paredes de Buitrago, y Serrada de la fuente.
Por fin llegamos a Berzosa de Lozoya , y es el momento de empezar a saborear la ruta, cosa que con el cuerpo malherido por el cansancio resulta difícil de hacer, pero que sin embargo con el paso de los días podremos degustar.
Antes de irnos visitamos una exposición sobre arte moderno que impulsada por algún vecino avispado en busca de visitantes, se celebra en una especie de casa de cultura a las afueras del pueblo. Lo que vimos allí nos inquietó bastante porque nos vino a certificar que la estupidez del ser humano no tiene límites.

Tiempo real en la bici: 3h 20 min.

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